LA LUCHA CONTRA EL CRIMEN ES TAREA DE TODOS

lunes, 12 de noviembre de 2007

Mononeuronal Juan Carlos I sabe hablar!

Resulta que el monorquido* Juan Carlos I, es un macho latino cuando se trata de gritar en una cumbre a un Presidente Latino americano y retirarse cuando habla otro(Ortega). Pero le faltan huevos para decirle NO a los anglosajones que pueden invadir y bombardear otros países, claro está me refiero a esas invasiones que incluye matanza de civiles(niños y mujeres) por un puñado de dólares.
Quién no ha estado en una discusión?, lo que pasa que hay cierto grupo de imbéciles que se creen superiores y piensan que no se les puede decir u objetar nada. No hablemos ya, de señalar sus errores. Tienen un ego tan grande que son capaces de defender cualquier estupidez (por ej. al tal Aznar).
Que curioso que todos se han puesto a hablar de las formas, y muy pocos del fondo del asunto. Pero peor aun algunos han salido en defensa de ese mononeuronal rey, todo porque solamente lo odian a Chavez. Bueno, ya pues "así es la competencia"...... y lo que le hizo a Daniel Ortega? eso estuvo bien?, no me frieguen se comportan como unos arrastrados! ...con razón hay imbéciles que se permiten gritar a los presidentes latinoamericanos, saben que tenemos gente que aceptan este tipo de conductas.
(*) monorquido= que tiene un solo huevo.
Fuente: (Rajes del Oficio)
pd: Recomiendo el libro Rajes del Oficio del magnifico escritor Pedro Salinas, muy bueno!

1 comentario:

Manito de Cuy dijo...

Ni el grito ni la diatriba son elementos que distinguen a la gente razonablemente pensante de la que no los son.

Se apela al infundio y al grito destemplado cuando las carencias argumentativas dejan aflorar los rasgos mas atávicos del ser humano, aquel que nos recuerda, permanentemente, nuestro origen mas bien arbóreo.

Dos gorilas igualmente detestables pretenden hacer creer al mundo que mientras mas altisonante y gutural sea la emision de un pensamiento, éste estará preñado de mayor razón y cintundencia.

Es obvio que la experiencia nos ilustra, sabiamente, que la verdad está en un punto medio entre ambos vocingleros, y que la grita en un despropósito absolutamente inconducente.

Aunado a ello, una elemental norma de cortesía (aquellas que nos distinguen precisamente de nuestros hermanos primates) señala que el respeto de las normas de convivencia en casa ajena es una regla absolutamente recomendable para convivir civilizadamente dentro y fuera de la jaula.


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